La historia del pueblo de los Wiwas – Todo lo que debes saber de los indígenas de la sierra nevada de Santa Marta
indígena Wiwa

La historia del pueblo Wiwa en las tierras de la sierra se revela a través de relatos y mitos transmitidos entre las comunidades. Desde tiempos remotos hasta el siglo XVI, la Sierra Nevada fue objeto de explotación bajo el yugo del sistema colonial. En el transcurso del siglo XVIII, las leyes coloniales impuestas marcaron un quiebre en la cultura de estos pueblos originarios, ya que instauraron censos, regímenes tributarios y la imposición de costumbres foráneas, como el catolicismo, desconociendo las tradiciones propias de los indígenas.

Impactos y Cambios en el Siglo XX en los wiwas

Pueblo de los Wiwas

Durante el transcurso del siglo XX, los wiwas experimentaron continuos impactos derivados de la presencia colonizadora en la Sierra. Estos sucesos generaron nuevas dinámicas de interacción que reconfiguraron conocimientos y modos de vida tradicionales de los indígenas wiwa. En la realidad actual de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, se vislumbra la apropiación de las áreas bajas de su territorio ancestral por parte de terratenientes y hacendados costeños. Esta apropiación trajo consigo la implementación de prácticas agrícolas campesinas que, lamentablemente, suplantaron las antiguas y valiosas técnicas indígenas para el cultivo de la tierra.

Lengua, Educación y Cultura

Cultura y educación de los Wiwas

En la década de los setenta, se suscitó lo que se conoce como el auge de la marihuana, impactando las tierras bajas de la sierra nevada y desencadenando un flujo migratorio hacia las zonas altas de la sierra. Durante los años ochenta, se mantuvieron misiones capuchinas en el territorio wiwa con el propósito de «civilizar» y asimilar a la población indígena, especialmente a los niños. Recientemente, las políticas culturales gubernamentales han facilitado la repoblación del territorio por parte de los indígenas wiwa, impulsando así los procesos de revitalización cultural de este pueblo originario.

El idioma nativo de los wiwas es el Damana, que pertenece a la familia lingüística Chibcha. Además del idioma cotidiano wiwa, existen otros utilizados en rituales como el terruna y el kaggaba, empleados exclusivamente en discursos y cantos sagrados durante las ceremonias tradicionales (Trillos, 2005). Desde hace unos años, la comunidad wiwa ha establecido un Comité de Educación enfocado en integrar métodos pedagógicos autóctonos en el contexto escolar y en promover el uso del damana como vehículo de comunicación. Como resultado de estos esfuerzos, algunas instituciones educativas actualmente han incorporado en su plan de estudios una asignatura dedicada a la enseñanza de esta lengua.

Sitios Sagrados y Cosmovisión

A lo largo del territorio, se encuentran dispersos los espacios sagrados, trazados desde que Serankua asignó a cada elemento en la Sierra Nevada y el mundo un guardián y un dueño, interconectados por la línea negra, sobre la cual los indígenas no ejercen dominio (Suárez, 2008). Entre ellos destaca la Gagaka o loma, uno de los lugares de poder del Mama, donde suele llevar a cabo rituales espirituales o buscar confesiones de aquellos que lo consultan. El Gagaka se caracteriza por la presencia de sillas de piedra, denominadas atinkuna, utilizadas para la adivinación y confesión, identificadas por el Mama mediante la práctica adivinatoria conocida como Zhatukua (Ponce, 2006). La cosmovisión del pueblo indígena Wiwa está arraigada en un profundo lazo espiritual con entidades sobrenaturales que dan origen a las legendarias historias del universo.

Figuras Representativas y Sincretismo Religioso

Los personajes representativos, como el Mama y la Saga, encarnan la visión espiritual y las creencias arraigadas del pueblo Wiwa. Estas figuras simbolizan a sus deidades naturales: el sol y la luna, respectivamente, y ejercen como autoridades tradicionales entre los miembros de la comunidad. De este modo, desempeñan roles que explican la dinámica social y natural del colectivo, transmitidos a través de la tradición oral de los Mamas y Sagas.

La introducción de nuevos credos religiosos debido al proselitismo en los territorios de la sierra ha ocasionado un marcado sincretismo entre las tradiciones espirituales y trascendentales autóctonas y las influencias católicas. La vida social en estas comunidades está impregnada por diversas manifestaciones espirituales que dan forma a un sistema de rituales y festividades enraizados en las actividades tradicionales. La coca, una planta de gran relevancia ceremonial y espiritual, también se emplea en el tratamiento de afecciones graves. Las ceremonias regulares se vinculan con los cambios climáticos y otros ciclos vitales.

Los Mamos

Dentro de las comunidades Wiwa, los Mamos son figuras de autoridad tanto espiritual como política. Su influencia se extiende a la vida diaria y a los momentos significativos de las comunidades y los individuos, brindando consejos en asambleas y charlas angag+k+n.

El término «Mamo» representa al sol, abuelo y consejero, mientras que su contraparte femenina, la «Saga», simboliza a la luna, abuela y consejera. Ambos han sido educados de manera especial para comprender al Creador, interpretar la naturaleza, la sociedad y las personas, así como para curar, analizar sueños y liderar ceremonias y rituales.

Además de su papel como líderes espirituales, los Mamos cumplen funciones médicas; cada miembro enfermo de la comunidad recibe atención de ellos. A menudo, para quienes no están familiarizados, los Mamos son considerados como las personas más sabias y respetadas en la comunidad.

Vestuarios o indumentarias

Indumentaria masculina: El hombre Wiwa lleva un pantalón blanco llamado «ganzurra», fabricado en fábricas, junto con una camisa tejida conocida como «shamarra», elaborada por las mujeres Wiwa, y un sombrero.

Indumentaria para niños y adolescentes: Los niños y adolescentes visten túnicas blancas que llegan hasta las rodillas y llevan una mochila pequeña colgada sobre sus hombros.

Indumentaria para niñas y adolescentes: Similar a los niños, las niñas y adolescentes llevan túnicas, pero estas son más largas, alcanzando hasta los tobillos.

Indumentaria femenina: Las mujeres Wiwa usan una manta

Datos importantes de la comunidad Wiwa

Casas de los wiwas

Denominaciones

La denominación «Wiwa» encuentra sus raíces en la palabra «wi», que denota una conexión con lo cálido (una persona de tierras cálidas). Además, «wi» implica el concepto de «engendrar» o dar origen. Asimismo, los Wiwas también son identificados como «Sajas», que significa nativos o indígenas, en contraposición a «sintalu», término que se refiere a extranjeros o no indígenas. Dentro de los poblados Wiwas, existen gentilicios específicos, como «guamacas» (proveniente de Guamaka), «marocaseros» (de Marokaso), y «arsarios» (originado en El Rosario). La denominación «Malayos» ha perdurado, aunque su origen exacto no está completamente claro.

Territorio

La extensión del territorio Wiwa abarca desde el área del departamento del Cesar, al norte del municipio de Valledupar, hasta la región adyacente del departamento de La Guajira. En la primera mitad de la década de los años 80 del siglo XX, los Wiwas se establecieron en el Magdalena, específicamente en la Sierra Nevada de Santa Marta, bajo el liderazgo de Mamo Ramón Gil Barros, quien logró la recuperación de su territorio ancestral. En esta área, se encuentran entre las cuencas del Río Guachaca, al norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, y el Río Frío, en la cara sur occidental de la sierra, ubicada al norte de Colombia. Actualmente, su hábitat se extiende entre altitudes que oscilan entre los 900 y 2500 metros sobre el nivel del mar.

Los Wiwas consideran que su territorio original comprendía las áreas de Marokaso, El Rosario y Guamaka, llegando hasta las tierras bajas y llanas. Sin embargo, debido a los efectos de la colonización, se vieron obligados a migrar hacia zonas más elevadas, abandonando El Rosario (posteriormente llamado La Sierrita) y durante un largo período también Marokaso. En la actualidad, en el Magdalena, ocupan áreas específicas como Gotsezhi («El Encanto»), Kemakumake, Kalabangaga, Wimake, Tolezhi y Rumangaga.

Sistema de agricultura y producción

La comunidad Wiwa es reconocida por su destreza en la agricultura, enfocándose en el cultivo de una amplia gama de alimentos vitales como yuca, ñame, malanga, plátano, maíz, fríjol, coca y caña de azúcar. Estos cultivos, cuidadosamente atendidos, se destinan principalmente al consumo familiar, reservando el café como uno de los productos destinados al comercio.

Además, se dedican activamente a la producción de fique, una fibra natural empleada en la elaboración de diversos productos, desde las tradicionales hamacas hasta las distintivas mochilas Suzu. Los hombres llevan la mochila Duadu, hecha con algodón hilado en sus hogares, mientras que las mujeres, aunque adquieren tela de los Kogui, confeccionan la ropa para su comunidad. Por otro lado, la elaboración de sombreros tradicionales es un arte dominado por los hombres.

Caza y Recolecta

La caza de animales como iguanas, conejos, roedores y aves es una práctica ancestral crucial para los Wiwa, complementando su dieta y siendo parte integral de su cultura y sustento. Asimismo, recolectan conchas marinas para extraer la cal utilizada en rituales tradicionales asociados al consumo ceremonial de la coca, aspecto vital en su rica tradición cultural.

Población Wiwa

Casas de los Wiwas

La distribución de la población Wiwa se caracteriza por un patrón disperso de hogares unifamiliares rectangulares que se encuentran en las laderas y valles de la Sierra. Estos poblados son no solo espacios habitacionales, sino también centros ceremoniales y rituales donde se celebran reuniones y se transmiten las historias y consejos de los mamos.

De acuerdo con datos del Ministerio de Cultura de Colombia en 2010, la comunidad Wiwa estaba compuesta por aproximadamente 13,627 individuos, con 6,872 hombres y 6,755 mujeres. De ellos, 12,803 habitaban en áreas rurales, mientras que 824 residían en zonas urbanas. La mayoría de la población corresponde a niños, jóvenes y adultos jóvenes, representando el 79% con menos de 30 años, mientras que el grupo de adultos mayores de 60 años era reducido, constituyendo solo el 2% de la población.

Los principales poblados Wiwa incluyen Avingüe, Cherúa, Sinkujka, Surimena, Ahuyamal (munduguatjkua), Pozo de Humo, siminke, sabanas de juaquina (Kuasalamena) y Bernaka en el Cesar, y Rinconal, Naranjal, Marokaso y Potrerito en La Guajira. Estos están ubicados dentro del Resguardo Kogui Malay Arhuaco, áreas colectivas reconocidas por el Estado. Han establecido la Organización Wiwa Yugumaiun Bunkuanarrua Tayrona (OWYBT) a nivel del Cesar, mientras que en la Guajira están representados por la Organización Wiwa Golkushe Tayrona (OWGT), para estar representados ante la sociedad. Se coordinan con las autoridades de los otros tres pueblos de la Sierra: Kogui, Arhuaco y Kankuamo para proteger el territorio dentro de la llamada línea negra, que delimita la Sierra y de los cuatro pueblos encargados de su cuidado.

En la serranía del Perijá, en el municipio de Becerril (Cesar), se halla el resguardo Campo Alegre, comunidad Wiwa reconocida legalmente según la resolución 21 del 16 de mayo de 1995. Este resguardo cuenta con una población aproximada de 463 habitantes.

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